miércoles, 7 de octubre de 2009

Capítulo 11

11


-¿Que ha sido eso?- preguntó.
-¿el qué?- se hizo la tonta sabía a que se refería.
-Nada, ¿podrías acompañarme un momento?-
Asentí. Lo seguí hasta un pequeño almacén oculto debajo de las escaleras.
-Las damas primero-
Entré manteniéndome en guardia y tras entrar él, Break cerró y puso el pestillo.
Se apoyó en la puerta con los brazos en cruz sobre el pecho, insinuando que no podría salir hasta que él quisiera.
-¿Y bien?- le preguntó ella.
-bien- habló Break.
-Hora de decir la verdad-
Empecé a sentir nauseas, y la garganta comenzó a picarme, algo en el aire, un olor, me estaba afectando ¿ajo? No soportaba el ajo, era absolutamente alérgica al ajo y me hacía vomitar e hinchárseme la garganta. La pequeña habitación estaba llena de ese olor.
-¿algún problema? ¿Tal vez estás sintiendo los efectos del ajo?- sonreía mientras hablaba.
“¡Capullo!"

No sé que información tenía él sobre los vampiros, pero el ajo, no molestaba para nada a los vampiros, es cierto que con su fino olfato, les desagradaba, todos los olores fuertes lo hacían, pero nada más fuera de la realidad.
Si no hacia algo, pronto se me hincharía tanto la garganta que acabaría asfixiándome.
-¡Idiota! ¡Soy alérgica al ajo! ¿Es que quieres que me muera de asfixia?- dije con voz ronca, tosiendo y agarrándome la garganta.
Él no dejaba de sonreír, triunfante, pensando que estaba derrotando al vampiro malo.
Sacó un crucifijo y me lo plantó en mi fatigada y sudorosa cara amarilla, su semblante se volvió osco al ver que no ocurría nada.
-¿Decepcionado?- Dije cada vez con menos voz.
-¿Esperabas que empezara a arder y a retorcerme de dolor?- conseguí darle una sonrisa de suficiencia bajo todo mi dolor. Ya casi no me entraba aire, me caí de rodillas, aguantándome la garganta e intentando respirar, consiguiendo solo que entrara más olor a ajo en mi interior. Comenzaba a perder el sentido, todo se emborronaba delante de mí y ya no entraba aire en mis pulmones. Escuché el sonido de una puerta abriéndose y me desmayé.

No sé cuanto tiempo estuve inconsciente, pero cuando desperté, ya me encontraba mejor, el aire ya llegaba a mis pulmones y el picor de mi garganta iba desapareciendo.
Escuché que alguien se incorporaba del sillón de al lado, pero no se me acercó.
Giré la cabeza para ver a Break allí alzado mirándome algo preocupado.
-Estás... loco…- Apenas conseguí decir con la voz un poco áspera.
Break seguía de pie, no se había movido ni un ápice ¿seguía decepcionado por no haber resultado su plan?
Todo se me vino encima de golpe y mi fachada de chica dura se fue por el desagüe con el resto de mi dignidad.
Empecé a llorar, no solo se me saltaron las lágrimas, lloraba como un bebé llora por su madre, estaba harta, todo era nuevo para mí, los chicos, las bestias, las amigas...
Al parecer eso hablando un poco a Break porque se me acercó y me pasó la mano por la cabeza revolviéndome el pelo.
-Vamos renacuaja, solo era una broma de bienvenida-
Lo miré entre sollozos.
-¡Y un cuerno broma de bienvenida!- Ahora no sabía si lloraba por cansancio o por ira.
Me lancé hacia él con intención de agredirle como fuera, pero el me agarró de las muñecas y me atrajo hacia él sin abrazarme y sin soltarme, apoyó su frente sobre mi cabeza.
-Lo siento- Susurró.
Seguí llorando, desahogándome y empapando su camisa agujereada con mis lágrimas.

Al medio día, una brillante Mary apareció canturreando por la puerta.
-¿Quién se va a venir conmigo a comer y a pasar una tarde solo de chicas?-
No podía estar hablando de mí, ¿o sí? Me escondí debajo de la mesita del salón.
-¿Liset? ¿Estás arriba?- Gritó con más fuerza.
Estaba apunto de salir corriendo por la puerta mientras ella subía las escaleras cuando Break me delató.
-¡Está aquí!-
Lo mire enojada y el se encogió de hombros con una sonrisa burlona.
Después de llorar, en silencio nos pusimos a ver la tele, sin decirnos nada más.
Parecía que había pasado la prueba y que nuestra “relación” había mejorado.
-¡Liset! ¿Qué hacías bajo la mesa? ¿No me has oído llamarte? Vamos deprisa he reservado en Meats espero que te guste la carne ¿te gusta?-
-Supongo-
Siempre que Mary iniciaba su cháchara incesante solo oía bla, bla, bla y me costaba responder.
-¿supones? Ja ja ja-
Mary estaba muy feliz tanto que estaba empezando a contagiarme.
-Tenías razón no te habíamos dado la bienvenida y solo hay una manera en que yo te de la bienvenida- dijo ampliando más la sonrisa.
-¿Me vas a invitar a comer?- pregunté sorprendida.
-Te voy a comprar ropa- rectificó alzando un dedo al estilo profesora.
Me puse pálida, más pálida de lo normal y Mary me miró alzando una ceja y con los brazos cruzados.
-¡oh vamos! ¿tienes miedo de la ropa?-
-Déjala, está forrada, tiene en el banco más dinero que el alcalde, es una rica heredera-
Dijo Break.
Mary lo miró enfadada, le había visto feliz, preocupada, amorosa, horrorizada, ¿pero enfadada? Me estaban ocultando algo, bueno seguro que millones de cosas solo los conocía de un par de días, mi razón cazadora me estaba volviendo paranoica.
Meats era un restaurante familiar, lleno de mesas rectangulares con sillones de plástico rojo a ambos lados de las mesas, una larga barra donde los camareros pedían las órdenes a la cocina ocupaba todo el fondo del restaurante.
Estaba alucinando, estaba lleno a rebosar de familias que comían ¿ruidosamente?.
-Está… lleno…- dije.
-¡Pues claro! Meats es el mejor del pueblo y aquí nos sentimos seguros…
Se calló mordiéndose el labio al darse cuenta que había dicho más de lo que debía, hice como si no la hubiese escuchado o como si lo que hubiese dicho no tuviera importancia y Mary agradecida se relajó.
Nos sentamos en una mesa del fondo, comimos y hablamos de cosas sin sentido para mí, tipo el color de pintauñas que le sentaría mejor con aquella camiseta…
El tiempo se nos pasaba lentamente, se hacía eterno y me sentía como en otro mundo, estaba como mirando al infinito siendo usada de maniquí por Mary, asintiendo y negando repetidamente, Mary parecía una niña feliz jugando con su muñeca nueva. Nos dimos cuenta de que el sol se había puesto cuando salimos de la tienda y como una autómata programada para activarse al anochecer me desperté y me puse en guardia, con los sentidos bien alertas.
Algo nos estaba observando en la oscuridad, podía sentirlo.
Mary se puso nerviosa, habíamos dejado el coche en el parking de Meats calle arriba, había como cuatro casas separándonos del coche y no estaba segura si podía llegar al coche tranquilamente sin alterar a Mary.
-¿Liset?- preguntó Mary tragando saliva y sudando como un pollo asado.
-¿Si?-
-¡Corre!-
-¿Qué…-
-¡Corre!-
Mary me cogió del brazo y salió corriendo conmigo a rastras, podía correr más rápido que Mary pero aun así no la alcancé, estaba vigilando la retaguardia.
Casi habíamos llegado, Mary estaba intentado nerviosamente introducir las llaves en el coche pero no lo conseguía, tomé las llaves y rápidamente abrí el coche empujando a Mary en al asiento del piloto.

Volvia hacía la puerta del copiloto cuando una niña me agarró por la cintura gritando.
-¡Ayudadme!,¡por favor ayudadme! ¡Me están persiguiendo! ¡quieren matarme!-
No me lo pensé dos veces abrí la puerta trasera y empujé a la niña dentro, entré rápidamente tras ella y Mary arrancó velozmente. Íbamos increíblemente rápido, demasiado para la velocidad estipulada para los coches en los pueblos, pero estábamos corriendo por nuestras vidas, casi nos estrellamos contra la verja de la casa, miramos a ambos lados de la calle.
-¿Ves a alguien?- Pregunté
-No vía libre a la de tres 1, 2, ¡3!-
Salimos del coche y corrimos hacía la casa sin cerrar las puertas del coche, de todas formas ¿Quién iba a robarlo?
Break estaba en la entrada sosteniendo la puerta abierta.
La niña parecía no poder más, estaba apunto de caer al suelo.
-¡Vamos entra!- Break la agarró y la arrastró a la casa.

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